Cataratas del Iguazú

Las Cataratas del Iguazú es un conjunto de cerca de 275 caídas de agua en el río Iguazú, situado entre el Parque Nacional del Iguazú, Paraná, Brasil, y el Parque Nacional Iguazú en Misiones, en Argentina, en la frontera entre ambos países. Siendo considerado Patrimonio Natural de la Humanidad en 1984 y 1986

El parque nacional argentino fue creado en 1934, mientras que el parque brasileño fue inaugurado en 1939, con el objetivo de administrar y preservar el manantial de agua que representa esa catarata y el conjunto del medio ambiente a su alrededor. El Parque Nacional del Iguazú es uno de los sitios geológicos brasileños.

Históricamente, el primer europeo en encontrar las Cataratas del Iguazú fue el español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, en el año 1541, siendo hoy el segundo lugar más visitado por extranjeros en Brasil. Las cataratas del Iguazú participaron en la campaña mundial de la elección de las siete maravillas del mundo, quedando entre las 28 finalistas de la campaña.

Leyenda de las Cataratas

Hay muchas leyendas que cuentan la formación del mayor conjunto de caídas de agua del planeta. Una de ellas dice que los indios caingangues, que habitaban las márgenes del Río Iguazú, creían que el mundo era gobernado por M'Boy, el dios serpiente, hijo de Tupã. El cacique de la tribu, Ignobi, tenía una bella hija llamada Naipi. A causa de su belleza, Naipi sería consagrada al dios M'Boy, pasando a vivir sólo para su culto. Había, sin embargo, entre los caingangues un joven guerrero llamado Tarobá, que se apasionó por Naipi.

El día en que fue anunciada la fiesta de consagración de la bella india, cuando el cacique y el paje bebían cauim (bebida hecha de maíz fermentado) y los guerreros bailaban, Tarobá huyó con Naipi en una canoa, que siguió río abajo, arrastrada por la corriente . M'Boy se enfureció cuando supo de la huida y penetró en las entrañas de la tierra. Retorciendo su cuerpo, produjo una enorme grieta que formó una catarata gigantesca. Involucrados por las aguas, los fugitivos fueron tragados por la inmensa cascada. Naipi fue transformada en roca justo debajo de la cascada, fustigada por las aguas revueltas. Tarobá fue convertido en una palmera, situada al borde del abismo. Bajo esta palmera existe una cueva, de donde el monstruo vengativo vigila eternamente a sus víctimas.

Feito por: Davi de Souza Antunes